Hace muchos años cuando apenas estaban construyendo mi casa – me platico un vecino – el albañil que estaba terminando los detalles me dijo que ya no quería seguir más en la casa porque lo habían espantado muy feo. Le dije: a ver Don Macario explíqueme bien a que se refiere.

Mire joven yo trabajo solo y de repente ciento que ya no lo estoy, que alguien me está mirando o tantito peor escucho carcajadas muy feas, al principio no lo creí pero ya cuando comencé a verlo muy espantado comencé a tomarlo en serio. Este albañil era muy trabajador por eso también me desconcertó que me dijera esto.

A lo cual yo veía un pretexto para que le pagara más o para que dejara el trabajo a medias, ya le faltaba poco y fue cuando me dijo lo siguiente: van dos veces que veo a un hombre en llamas, está usted mariguano – le dije molesto –, en  verdad patrón el señor que visto brilla como el fuego.

No le creí nada y hasta la fecha sigo sin creerle pero lo que sí es verdad, porque a mí me paso, fue que ya viviendo en esta casa escuchaba las risas de un niño, primero en el patio y después en la sala. Me sorprendió mucho y recordé lo que me decía el albañil, me dio mucho miedo y nunca me anime a asomarme para ver quién era, que caso tenia si en ese momento vivía solo.

Deje que pasara el tiempo, las risas cesaron y lo que comenzó a ocurrir fue que me movían o me escondían las cosas de lugar, para pronto le hable a un sacerdote amigo de la familia, bendijo la casa y se terminó todo el misterio.