Fernando originario de Guerrero, durante su juventud fue una persona rebelde, temeraria siempre andaba armado y a la menor provocación sacaba la pistola. Era temido por todos aunque la gente que no se metía con él podía estar tranquila.

En esa época (estamos hablando de los años 50) corrió el rumor que en un cerro cercano al pueblo en las noches se aparecía el diablo, – es un ser envuelto en llamas que corre de la punta del cerro y se pierde en una cueva, ya van tres noches que se deja ver – decían algunas personas. Esto despertó la curiosidad en Fernando que una noche decidió salir a buscarlo, su intención era encararlo y de ser posible matarlo.

Los amigos de Fernando lo alentaban para que realizara dicha proeza, tú eres muy valiente Fernando ni el mismo diablo podría contra ti – le decían –. Fernando que en ese momento estaba en la cantina tomo su arma y salió al cerro decidido a toparse con el maligno.

Pasaron varias horas y no se veía nada extraño, Fernando ya estaba por regresar incluso a su casa cuando vio de repente en el cielo una luz al poco rato la luz se acrecentó y de esta salió un ser que cayó a la tierra. No eran llamas lo que lo envolvía sino una extraña energía luminosa, el asombrado hombre saco su pistola y comenzó a seguirlo llegaron a la cueva donde según desaparecía.

Y Fernando al estar más cerca de este ser este volteo, Fernando lo miro a los ojos y quedo atónito ya no pudo hacer nada. El visitante del cielo se acercó al pistolero y este se desmayó, pasaron varios días y Fernando no aparecía por ningún lado incluso ya lo daban por muerto, la gente estaba convencida de que ya se lo había llevado el diablo.

Sin embargo el hombre regreso al pueblo pero ya no era el mismo, su semblante era de una persona aterrorizada su mirada estaba perdida y sorpresivamente había envejecido. Las personas lo rodeaban y le preguntaban – en dónde estabas Fernando, qué paso esa noche – Fernando no dio detalles solo decía – no era de este mundo, no era de este mundo, no era de este mundo –. El hombre ya no pudo pronunciar más palabras y cayó muerto.