Hace más de 40 años, aproximadamente cerca de la playa de Llolleo en un pueblito llamado San Pedro había tres hermanos quienes eran muy apreciados por todos los pobladores, un día uno de ellos se estaba bañando tranquilamente en el estero y en un momento determinado comenzó a gritar los nombres de sus otros dos hermanos, ellos al estar cerca del lugar y escuchar los gritos desesperados de su hermano menor pidiendo ayuda corrieron rápidamente hasta el lugar para ver qué era lo que le pasaba, cuando llegaron se encontraron con que se estaba ahogando y en un intento por salvarlo ambos se aventaron al agua.

El hermano menor se hundía y salía a flote pero no por mucho tiempo, apenas y le alcanzaba el tiempo para tomar un poco de aire y gritar de nuevo, los otros hermanos nadaron lo más rápido que pudieron hasta donde veían que salía el menor, sin darse cuenta que a ellos también les esperaba el mismo final que a su pequeño hermano.

Los pobladores de San Pedro al escuchar los gritos fueron corriendo hasta el Estero, pero cuando llegaron vieron lamentosamente los cuerpos de los tres hermanos sin vida, algunos hombres se amarraron con sogas a la cadera para poder entrar al agua y sacar los cuerpos de aquellos jóvenes, los cuerpos sin vida de los hermanos Kifati fueron llevados a la parroquia de San Antonio para ser velados y sepultados en el cementerio.

Unos meses después de la muerte de los Kifati se comenzaron a suscitar varios acontecimientos pues los pobladores de San Antonio aseguraban verlos salir de sus mausoleos como si fueran vampiros, cuestión que causo pánico y temor entre los pobladores quienes mandaron llamar a los familiares de aquellos tres muchachos para que acudieran al cementerio a poner fin a todo eso.

A los cinco días de las apariciones de los hermanos familiares de los jóvenes fueron al cementerio para abrir el mausoleo donde se encontraban sus cuerpos y abriendo sus ataúdes le clavaron una estaca en el corazón a cada uno de los hermanos.