La historia comienza, en una casa que no era la mía, cuando era yo apenas un pequeño niño.
Mi madre que siempre ha tenido facilidad para hacer amistades, tenia una amiga que vivía en una vieja casa en el centro de la ciudad, esa amiga tenia a su vez una hija. El como exacto esa amiga había obtenido esa pintura lo desconozco, de lo que si estoy consciente, y recuerdo perfectamente es que su hija se sentía atemorizada por esa pintura, en realidad no le gustaba para nada, a este echo se sumo que siendo la casa de la amiga de mi madre, una vieja construcción estaba cargada de energías, algunos decían que asta espíritus la habitaban, en lo personal yo en alguna ocasión recuerdo algún encuentro con “algo” sobrenatural, retomando el hilo, decía pues, esta serie de factores influyeron en la decisión de la amiga de mi madre para deshacerse de dicho cuadro y con la certeza de que a mi madre le gustaba, termino adornando la pared de nuestra sala.


Desde el principio sentí gran fascinación por dicho cuadro, es menester en este momento hacer una descripción de ese payaso, dado que conocerlo es importante durante el desarrollo de esta historia:


Es un cuadro de aproximadamente 1 metro de alto como por 60 o 70 cm de ancho, de fondo verde, con una imagen de un payaso que se observa de la cintura hacia arriba, vestido de manera anticuada, con chaleco saco y sombrero, obviamente maquillado con la cabeza ligeramente inclinada hacia su derecha, de mirada triste y tres lagrimas que corren por el pómulo asta la mejilla, en si es una imagen triste.


Después de la llegada de nuestro nuevo amigo, cosas raras comenzaron a pasar en nuestra vivienda, mi tia que para ese entonces vivía con mi madre, un día despertó por la mañana temprano, estando ella acostada en su cama que apuntaba directamente a la puerta de entrada de la casa, vio como un hombre vestido de payaso introducía su brazo por un espacio, donde uno de los cristales de la puerta se había roto, intentando alcanzar el pestillo de esta, cuando este hombre hubo alcanzado su objetivo y abría la puerta para entrar mi tía repentinamente quedo dormida de nuevo. Unas horas mas tarde cuando era hora de despertar, mi tía se levanto pensando que lo que había visto era solo un sueño. Pasaron varios días hasta que advertimos que algo rara pasaba, Creo que era un domingo por la tarde, sentados a la mesa mi tía platicaba sobre su “sueño” , gran sorpresa fue la de todos cuando al mirar nuestro querido cuadro descubrimos que le hacia falta su saco, ahora solo vestía su chaleco sobre una camisa blanca, este fue el primero de los muchos cambios que sufrió la pintura.


Con el pasar de los años, con el cambiar de las casas, a un ritmo muy lento, nuestro hombre del cuadro ha ido vistiendo su saco, primero una manga a la altura el antebrazo, después un poco mas arriba, y así sucesivamente, asta tenerlo en su lugar, muchos muchos años después aun sigue con su saco fuera de lugar, hoy es día que la segunda manga permanece a mitad del brazo izquierdo. Pero eso no ha sido todo. En alguna época algo fea de mi vida, y quiero creer que es por el cariño que tengo hacia el, las lagrimas se tornaron rojas como si fueran lagrimas de sangre, mientras mi vida avanzaba, y mejoraba las lagrimas se han ido difuminando, actualmente estas ya no existen, queda solamente una ligera mancha rosada casi imperceptible, su expresión facial, que era de tristeza, con el tiempo también se transformo, en una muy ligera sonrisa, depende también mucho de quien le observe, pues algunos aseguran que cuando le miran el rostro ven en el maldad, otros simple mente observan tristeza, y a algunos les sonrie.


Actualmente, la pintura cuelga de una de las paredes de mi habitacion, es comun encontrar muchas personas que lo han visto y le tienen miedo, a mi en lo particular que no soy muy afecto a los payasos, ese en especial me gusta mucho y lo quiero, aunque no se si de verdad haya que temerle.

Pues esta es la historia, aunque dudo que este sea el final