Mi abuela me contó que antes de emigrar a Venezuela, cuando vivía en la vieja casa paterna que era de madera y piedra, siendo pequeña un día ayudaba a su madre y abuela a sembrar patatas, cuando empezó a excavar encontró algo duro y pensó que se trataba de una gran piedra, pero no, era como un viejo baúl de antiguos herrajes y con muchas cosas dentro; ropa, enseres, armas y muchos cofres pequeños entre otras cosas.

Le preguntó a la abuela quién le dijo que volviera a enterrar todo pues seguro que le pertenecía a un muerto y traería problemas, así que le echaron tierra encima y le pidieron que cavara en otro sitio.
Le quedó la curiosidad y no pudo dormir en toda la noche, bien sea por el cansancio o porque solo lo que hacía era pensar en aquel hallazgo que no podía apartar de su mente. Además que ruidos extraños la desvelaban, igualmente afuera en el sembradío veía una luz que flotaba justo donde había encontrado el viejo baúl.
El día siguiente era domingo y al regresar de la misa cuando preparaban el almuerzo pasó una mujer con sus hijos; uno en brazos y otro más grande, estaba envuelta en un chal y no se le podía ver la cara, tan solo le pidió pan y fue a buscarlo. Cuando su abuela la vio con el pan le preguntó qué hacía y le explicó lo de la mujer hambrienta, pero al salir no vieron a nadie y asustadas entraron en la casa. Lo más curioso de todo es que preguntando a los vecinos nadie vio aquella mujer.

la-legion
Al otro día se encontró con un hombre en el pozo quien tenía mucha sed, y así como vino se fue y no pasó nada más, luego paso una caravana de gente forastera y justo esa noche los vecinos tocaron fuertemente la puerta como si fueran a derribarla despertando a todos.
Al salir el abuelo y su papá les preguntaron qué era lo que pasaba y sorprendidos dijeron que venían ayudar apagar el fuego pues la casa estaba ardiendo. Aquello dejó a todo mundo desconcertado ya que no había tal incendio. Pero pasado unos días los vecinos dijeron que durante la semana veían luces que flotaban detrás de la casa, y que dónde se veían esos destellos indicaba que había entierros por lo que recordaron los extraños objetos que habían encontrado enterrados, lo más seguro que cerca había un tesoro, por lo que con palas y picos fueron al lugar, no obstante se cansaron de excavar no encontraron nada.
El abuelo dijo que era mejor así, pues esas cosas pertenecían a los muertos, es decir; a la “Legión de Ultratumba” que por tocar el entierro comenzaron a penar. Por las armas encontradas dentro del baúl quizás pertenecían a un leñador que en el pasado vivía con su familia en una cabaña, cuentan que había encontrado oro en una vieja mina y que previendo lo que sucedería el leñador enterró en varios sitios el oro, pero su secreto se lo llevo a la tumba, pues los que quisieron encontrarla nunca lo hicieron. Otros aseguran que torturaron y finalmente mataron a la familia para arrancarles el secreto y muchos murieron por ese oro.
Después de eso la familia nunca quiso desenterrar esas cosas pues le daba mucho miedo que aparecieran esos espíritus que estaban penando por tener cosas enterradas y se encomendaron a San Telmo. Y fuere lo que fuere aún sigue allí enterrado y quizás aún desfila la “Legión de Ultratumba”.