Esta es una historia 100% real, recopilada de experiencias vividas por mí mismo y por algunos de mis tíos en la vieja casa de la abuela.
Aún recuerdo como si hubiera sido ayer, la puerta trasera de la casa totalmente abierta, ese portón negro que siempre hacía un ruido tétrico al abrirse y más cuando era por las noches; recuerdo cómo mientras yo trataba de dormir, por no sentirme muy bien, mis primos jugaban en la cocina y frente de la casa corriendo a su alrededor y el patio. Nunca voy a olvidar ese sonido tan claro — la verdad temía un poco por el fondo que tenía como vista, el espeso patio de la abuela que se volvía aún más denso entre la oscuridad y los árboles — recuerdo como ese jadeo, cómo de alguien que buscaba espantarme a propósito lo escuche e incluso sentí el aliento en mi oreja, tibio y sumamente cerca de mi. Yo en mi molestia arroje un golpe, pensando que lograría detener a alguno de mis primos que seguro me quería jugarme una broma pesada, y tal fue mi sorpresa cuando al hacerlo no toque nada más que el aire. No había nadie — ¡estaba completamente solo! — me sobresalte y decidí salir de esa habitación a la cocina, donde seguro se encontraba mi mamá y podría estar seguro ya que gracias a Dios no pasariamos la noche en casa de la abuela. Fue sin duda algo muy inquietante y más aún porque yo no sabía nada acerca de los anteriores sucesos en esta misma casa.
Con el pasar de los años noté como ese tipo de experiencias se repetían aún más, cuando comente con mi mamá, después de algunos meses, ella me dijo que no era nada, solo algún ruido, pues las casas viejas tienden a generar esos sonidos.
Pues bien, pasaron un par de años antes de experimentar nuevamente esto, tendría yo alrededor de 14 años cuando me toco cuidar a mi abuela una noche, estábamos en el cuarto de la abuela, que daba al comedor, dividido por una puerta y cerca a esta estaba la cama de mi abuela. Generalmente yo usaba un colchón de esponja para dormir en el suelo y estar pendiente de lo que se ofreciera pues mi abuela no estaba muy bien de salud y a veces necesitaba cuidados especiales. Eran alrededor de la 1 de la mañana en el pueblo, la calle estaba en completo silencio, ni siquiera el ruido de insectos estaban por allí, cuando de repente comenzamos a escuchar el ruido de “cadenas” siendo arrastradas por la cocina, yo me se asuste por ese sonido, e inmediatamente le dije a mi abuela, “abuelita, escucha ese ruido” a lo que ella contestó “hay ya empezaron estos de las cadenas” y me dijo “no te preocupes mijo, dejará de sonar en un momento”. Muerto de miedo, solamente hice caso a lo que la abuela decía y decidí dormir de nuevo, el sonido se detuvo y no pasó a mayores.
A la mañana siguiente, le comenté a algunos de mis primos que en ocasiones también se quedaban con mi abuela, generalmente éramos los más grandes y les dije lo que me había pasado, a lo que 2 de ellos me dijeron, no te preocupes, ignora esos ruidos, solo son sonidos para asustarte, es solo eso, nosotros ya solo lo ignoramos, además esto no es todos los días. Mi sorpresa fue darme cuenta, que este tipo de fenómenos no era nuevo, más bien, era algo completamente recurrente en casa de la abuela y comencé a investigar con más tíos acerca de este fenómeno. Resulta ser que no solo a mis primos les pasó el escuchar los sonidos de las cadenas, sino a que a otros tíos les tocó ver una mujer andar flotando sin pies en patio de la casa, desvaneciéndose entre la espesura de los árboles, puesto que el patio de la abuela era inmenso, como suele ser en los pueblos.
Al platicar esto con mi madre, ella me dijo que no quería asustarme, por eso no me había dicho la verdad, pero que a ella en varias ocasiones le había tocado ser molestada mientras estaba en el baño por sonidos extraños, como de alguien quejándose, y que en una ocasión, la vieja estufa de la abuela se encendió con todas las flamas a su máxima potencia, cabe destacar que esta era una estufa sumamente vieja y que para prenderla a veces simplemente podría llevar minutos y minutos, y que no todos los quemadores funcionaban, sino 2 o 3 de ellos… pues en esa ocasión los 6 se prendieron con la flama al máximo mientras ellas, mis tías y mi madre, hablaban de sus experiencias en esa casa. Sorprendidas ellas comenzaron a orar, pues somos cristianos en mi familia y es lo que se nos enseña desde chicos, a reprender a cualquier espíritu inmundo que quiera molestarte.
Al descubrir esto, trajo mucha claridad todas las cosas sobrenaturales que experimente en la casa de la abuela, pero lo más perturbador fue que yo también vi a esa mujer, tendría alrededor de 15 años cuando entre al cuarto de uno de mis tíos que es tan solo 5 años mayor que yo para preguntarle por unas cosas, lo extraño fue que al entrar veo a mi tío volteando hacía la otra puerta que daba al comedor totalmente helado, pálido como si lo hubieran asustado de una manera muy fuerte, y me dice “¿no la ves?” a lo que yo contesto “¿a quién?” y mi tío responde “a la señora, allí está”, en ese mismo momento volteo hacia la pared donde estaba la puerta de la cocina y veo entrar a una señora, parecía una anciana, pero andaba solo “flotando” no tenía pies y parecía tener una especie de “joroba” en su espalda. Jamás volteó a vernos solo avanzó hasta el baño y allí se esfumó completamente. Al ver esto, mi tío y yo solo nos volteamos a ver y salimos corriendo con todas nuestras fuerzas a la calle, era tarde más no de noche, simplemente el sol se estaba ocultando… esa noche no pudimos dormir, ni siquiera hablar, a mi tío hasta fiebre le dío por el susto. Yo solo me quede sin habla por un par de horas.
Esto que pasó, fue muy extraño, al día siguiente lo contamos con algunos de los tíos a lo que ellos nos comentaron que ya habían tenido experiencias similares, pero que esta señora parecía estar cuidando algo. Después de esto jamás la volví a ver, pues mis tíos creían que había un tesoro, como se comentaba en los pueblos, leyendas de los viejos, cavaron en diferentes partes del patio de la abuela pero jamás encontraron nada, incluso usando detectores de metal para ver si encontraban monedas o fierros de valor, a lo que solo encontraron basura.
En fin, al morir la abuela la casa se quedó sola, pues nadie la quiso, nadie se atrevía a vivir en ella pues no quería convivir con lo que fuera que estaba en casa de la abuela. La casa se deterioró al grado de que cayó completamente. Hace un par de años un primo decidió comprarla a mis tíos, son 12 en total incluyendo a mi mamá pero sin incluir a uno que ya falleció y limpio completamente el lugar para construir una casa de fin de semana. Actualmente mi primo no ha mencionado nada de apariciones o manifestaciones paranormales, simplemente pareciera que lo que fuera que hubiera allí se esfumó junto con la casa.
Bien, esa es mi historia, espero poder escucharla en alguna ocasión en el programa. Y como les decía, es una historia 100% real.
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