Mi abuelo me contó una historia. El pobre de Cristóbal amaneció muerto en una esquina, los familiares pidieron hacerle un templete en el mismo lugar donde falleció para que su alma no quedara penando sino que siempre encontrara luz y se guiara en el camino.
Siempre se la veía por las noches alumbradas con un velón en un vaso de vidrio, unas florecitas y unas estampitas de sus santos preferidos. El tiempo fue pasando y el templete siempre estaba allí hasta que la dueña de la casa murió, pasó a otros dueños, quienes comenzaron hacer arreglos, al ver el templete le preguntó al albañil.

el-templete
_¿Y qué es eso?
_Es una capillita para alumbrar al fallecido.
_¿Y ese muerto era de la familia de la antigua dueña?
_No…
_¿Y entonces por qué hicieron esa capillita allí?
_Por respeto patrón, son costumbres de antaño. La dueña de la casa, la difunta, hace muchos años atrás dio permiso a los familiares del difunto para construir esa capillita.
_¿Y para qué sirve?
_Sirve para alumbrar el alma del muerto y no se pierda en el camino.
_Yo no creo en eso, túmbelo y échelo a los escombros.
_Yo no le recomendaría eso.
_¿Por qué?
_Porque el muerto está acostumbrado a ella, y si no ve la luz se perderá en el camino y molestará para buscar esa luz donde quiera que las vea.
_Don Fermín me disculpa ya le dije que no creo en eso, así que haga lo que le digo, tumbe ese templete, no me gusta, además está muy viejo y con la remodelación de la casa se va a ver muy feo.
_Pero yo podría darle unos toques, pues conocí al difunto.
_No, no quiero eso allí, derrúmbela.
_Si usted lo dice patrón, así será, pero luego no diga que no se lo advertí, donde está ese templete no molesta ni estorba.
_¡Pero yo no lo quiero allí, está en mi propiedad!—Dijo molesto.
Don Fermín hizo lo que el dueño le pidió, derrumbó con mucha tristeza la capillita que tenía más de treinta años allí alumbrando el alma de Cristóbal. Esa tarde llovió mucho y se fue la luz en el sector, la niebla cubrió todo y se escuchaban voces extrañas, que ciertas sombras caminaban a tu lado. Al día siguiente el patrón lo llama y le reclama.
_¿Qué es lo que le pasa don Fermín usted va a seguir con el tema del templete?
_¿A qué se refiere patrón, hice todo como me lo ordenó?
_Es que alguien colocó unas flores en ese lugar.
_¿Unas flores?, esas no son las mismas flores, las que tenía fueron a parar a los escombros, mire allí están todas marchitas, estas están frescas.
_Bien sáquelas de allí.
_Como usted ordene patrón.
Don Fermín todos los días antes que llegara el patrón, se sacaba el sombrero y rezaba por el alma de Cristóbal y doña Catalina dueña de la casa, cuando terminó con los arreglos, le prometió hacer unas misas para el descanso de sus almas.
Pasado algún tiempo lo mandaron a llamar nuevamente, estaba contento porque necesitaba dinero y sabía que pagaba bien.
_Dígame patrón para qué soy bueno, ¿qué necesita?
_Mire don Fermín, lo que pasa es que no podemos dormir por las noches, se escuchan pasos de pies descalzos, como se abren y se cierran las puertas, además que sentimos que alguien está dentro de la casa y cuando prendemos las luces no hay nadie.
_¿Y eso por qué será?, que raro patrón.
_La señora que limpia nos dijo que el muerto del templete está molesto porque le tumbaron su capillita y que como no tiene luz va a nuestra casa a buscarla, mi mujer y los niños están aterrados.
_¡¿Pero si usted no cree en eso señor Gerardo?!
_Si don Fermín, pero después de tantos meses con estas molestias ya no sé qué hacer.
_Yo se lo advertí. Una pregunta patrón, ¿y cómo sabe usted que es don Cristóbal y no doña Catalina la que lo molesta?, pues fue ella la que dio el permiso para construir el templete.
_No lo sé, don Fermín usted que sabe más de esas cosas, dígame que debo hacer.
_Mire patrón, lo que yo le diga no tiene valor si usted no tiene fe.
_No importa, estoy dispuesto hacer lo que sea.
_Una de dos, el muerto o usted, tendrán que irse de la casa.
_¡Pero usted está loco don Fermín, sabe que he invertido todo mi dinero en este terreno!
_Yo lo entiendo, pero si quiere paz, debe irse o dar permiso y vuelva a construir el templete, verá que la pobre alma de don Cristóbal no lo molestará más ni a usted ni a su familia, y el que quiera que le ponga luz, pero yo que usted lo alumbro por nueve días seguido.
_¿Por qué nueve días?
_Por lo de los Novenarios, le tocará comenzar de nuevo para apaciguar al muerto y guiado por la luz no se vaya a buscarla a su casa.
Y fue así como el señor Gerardo mando a don Fermín a construir de nuevo el templete y nunca más se escuchó quejarse de que el alma de don Cristóbal lo molestaba.