Siendo mi madre de la sierra de Guerrero, siempre decía que cuando uno deje de escuchar a los grillos cantar en la noche algo va a pasar, eso se me quedo bien gravado en la mente ya que en mis años de Militar me toco vivir muchas experiencias que no son normales, principalmente de noche, en una de estas experiencias sucedió lo siguiente:

Mi unidad se desplazaba en los limites de los estados de San Luis Potosí y Guanajuato, no movíamos de madrugada cuando inesperadamente la columna se detuvo, agradecimos este pequeño descanso después de haber caminado durante 48 horas sin descanso, el camino muy agreste se asentaba en la ladera de la montaña donde jamás había transitado un vehículo de motor, el frio, glacial propio aun del invierno calaba hasta el interior de los huesos, el viento, es curioso, el viento soplaba fuerte, se sentía pero por debajo de nosotros en lo profundo del cañón, se escuchaba tétrico, terrible, como un aullido, un lamento largo, muy largo, como de muchas voces que sufren lo que hacia que el frio nos calara aun mas, sentíamos el escalofrío del miedo, solo que no lo decíamos, frente a nosotros en la otra pared del cañón, se veía aun con la obscuridad como un caserío blanco, fantasmal, ninguna luz, ninguna señal de gentes o animales, solo nosotros los elementos de mi unidad, al filo de las 0500 horas avanzamos y nos quedamos en una loma sobre la cabecera del cañón, donde vimos a unos lugareños madrugadores que curiosos se acercaron a nosotros, ya que era extraño ver soldados en esa zona, platicando con ellos les preguntamos sobre el poblado para validar nuestra ubicación, y nos comentaron que allí no vivía nadie, y que ninguna persona en su sano juico jamás visitaba ese lugar, hacia muchísimos años que las gentes dueñas del lugar, fueron asesinadas y arrojadas al fondo de cañón hombres mujeres y niños, y por eso sus almas aullaban penando en el fondo, se escuchaba mas fuerte cuando hacia viento, por eso en ese lugar no habitaba nadie, solo los fantasmas dueños del caserío, las personas solo pasaban de largo y principalmente de día.

Cuando se detuvo la columna le comente a uno de mis compañeros, que notaba que no se escuchaban los grillos, recuerdo haber apretado entre mis manos mi fusil esperando algo sin saber que, y al poco rato el viento tétrico.

Hoy solo el recuerdo me queda, jamás he vuelto a ese lugar ni deseos de hacerlo tengo, es un lugar espantoso tanto de día como de noche.