Era muy temprano en la madrugada, Jorge y Sergio Robles estaban preparándose para ir a trabajar como cadíes en la cancha de Golf de Rocas de Santo Domingo, unos minutos después salieron de su casa con un extraño presentimiento que los estaba cuestionando sobre si salir o no.
A su paso por la calle solo se podía ver uno que otro foco de las lámparas prendido, todo estaba en silencio ningún alma se veía pasar a lo lejos se escuchaban los ladridos de uno que otro perro, con cada paso se inquietaban más, aunque estaban acostumbrados a no ver nada a esas horas el presentimiento los envidia cada vez más.
Sergio sintió la necesidad de mirar su reloj con la última luz que se veía encendida, su reloj marcaba las 5:30 de la mañana, después de eso se apagó la luz, quedaron en completa oscuridad, poco a poco el temor los fue invadiendo porque sabían que se acercaba la entrada a la cantera histórica. De pronto Jorge se detuvo abruptamente, de entre las sombras se miraron dos grandes ojos rojos muy penetrantes y se escuchó un gruñido con la poca luz de la luna se alcanzó a ver una cabeza negra salir de entre las sombras.
Al ver que era un perro los muchachos trataron de seguir su paso pero el animal se los impidió, comenzó a gruñir y mostrar los dientes, era un animal muy grande, tan grande como un potro, en su cuello una cadena de enormes eslabones colgaba lo que provocó el pánico en los hermanos quienes dieron la vuelta abruptamente y comenzaron a correr.
Gritaban pidiendo ayuda pero tal pereciera que nadie los escuchaba, cuando llegaron a una de las primeras casas brincaron la de madera y comenzaron a tocar, pero nadie les abrió así que decidieron tocar en la casa de Don Fernando donde se veía que estaba encendida la luz, siguieron corriendo al tiempo que volteaban para ver que el perro no los alcanzara pues escuchaban sus gruñidos, sus fuertes pisadas y el arrastre de la cadena; cuando llegaron a casa de Don Fernando este les abrió al escuchar los gritos, le contaron lo que había pasado y reunieron a todos los vecinos.
Salieron rumbo al paso de la cantera con palos y antorchas para buscar al animal pero nunca encontraron rastro de sus huellas.
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