“Alguien se siente observado. Se gira y ve un muñeco, quizás demasiado realista, y por un momento, piensa si realmente no será un ser humano” Israel Lopez y Adam Hines, se dirigieron el año pasado en las cercanías de Tampa Bay, en Florida, USA, a cumplir con un trabajo que su empresa de limpiezas les había encargado. Debían poner orden en una casa que el anterior inquilino, con problemas de acaparamiento, había dejado en pésimas condiciones. El domicilio era lo que esperaban, había sido tomado por las ratas debido a los grandes montones de basura acumulada y tenía una decoración de dudoso gusto.

Un gran muñeco con extraño vestuario se encontraba ahorcado del techo, entre una grotesca decoración de Halloween. Los trabajadores no lo pensaron, cortaron la cuerda, y lo arrojaron al monton de basura. Poco les costó acumular la suficiente para realizar el primer viaje al vertedero municipal, y así lo hicieron. Prosiguieron con su trabajo, y al trasladar la segunda carga al vertedero, observaron varios coches de policía y un empleado municipal que los señalaba mientras decía: Son ellos.

El muñeco era en realidad Jeremy Allen Witfoth, de 33 años, el anterior inquilino, y Adam e Israel, fueron detenidos, aunque prontó se comprobó que se trató de un error honesto, debido a que el cadaver presentaba signos de momificación que le hacían tener un aspecto diferente al que cabría esperar en una persona. Y no fue el único error en Tampa Bay, puesto que poco antes, un guardia de seguridad había sido detenido arrojando al contenedor de basura, a una anciana que había caido de un 16º piso, pensando que se trataba de una broma pesada.

Cuando veas un muñeco de gran tamaño que te produce esa extraña inquietud que todos conocemos, detente un segundo y piensa si realmente lo es.