El Caleuche es un buque fantasmal que recorre el mar y los canales cercanos a la isla de  Chiloé, en el extremo sur de Chile. Esta nave está tripulado por brujos, jamás navega durante el día y durante las noches más oscuras va abundantemente iluminado con un velamen color rojo y una música que no para de sonar. Se oculta en medio de una neblina que él mismo produce y si por casualidad se acerca alguna persona que no sea un brujo, se convierte en un madero, roca o simplemente se hace invisible, en tanto que sus tripulantes se convierten en lobos marinos o en aves acuáticas.

Los integrantes de la tripulación del Caleuche tienen una sola pierna para andar y que la otra está doblada por la espalda, por lo tanto andan a los saltos y a los brincos.

La maldición del Caleuche dice que no hay que mirarlo, porque eso puede ser castigado por los brujos, que pueden ocasionar la boca torcida, la cabeza hacia la espalda o la muerte. Por eso quien quiera mirar al buque y no sufrir castigo alguno, debe procurar que los tripulantes no se den cuenta de su presencia. La leyenda también afirma que cuando la nave debe ser reparada (su casco o sus máquinas), estos trabajos se realizan en barrancos y acantilados, en altas horas de la noche.

Todas las personas que mueren ahogadas son recogidas por el Caleuche, a cambio de servir eternamente como parte de la tripulación del barco pero eso no importa porque pierden todo recuerdo de su vida anterior y solamente pasan a ser entes sin razonamiento propio.