Se dice que donde espantan hay dinero enterrado, también se afirma que si ese dinero no es desenterrado por la persona que debe tenerlo se convierte en carbón. Este caso me fue relatado por un hombre que me asegura fue testigo de este inexplicable echo.
Yo trabaje con un señor que tenía como pasatiempo buscar tesoros, el tenia equipo para buscar metales debajo de la tierra. En tres años que llevábamos buscando solo hayo un cofre muy antiguo en Puebla pero este ya no tenía nada en su interior, posiblemente alguien lo encontró antes saco el dinero y volvió a enterrarlo para que nadie se enterara.
El señor Ramiro al cual conozco de muchísimos años me pidió ayuda para que lo acompañara a escarbar y sacar lo que él consideraba un tesoro muy valioso, él lo descubrió de forma accidental, o al menos eso fue lo que él me dijo. Cuando le pregunte como lo había descubierto me conto una historia algo enredada.
El tesoro se hallaba enterrado en una hacienda enterrada en el estado de Querétaro, llegamos al lugar y nos brincamos por una barda. Yo pensé que era algo malo lo que estábamos haciendo pero el señor Ramiro me mostro permisos y unos documentos, no sé bien de que eran pero que nos permitían está ahí.
Para que nos brincamos – le dije –, no te preocupes – contesto el –, es para que nadie nos vea que entramos por la puerta principal. A los pocos minutos el hombre saco su aparato detector de metales y comenzó a buscar el tesoro, el aparato sonaba fuerte en un lado y cuando escavábamos no había nada y así seguimos muchas horas hasta que nos dio la noche y decidimos descansar para continuar a la mañana siguiente.
En la noche el hombre armo una casa de campaña y ahí nos quedamos, en la madrugada alcance escuchar unos pasos a nuestro alrededor y al poco rato un lamento y cuando salimos a ver si se había metido alguien, no había nadie. Al principio me asuste y le dije – oiga aquí espantan –, a lo cual el respondió – señal de que estamos en el lugar indicado –.
Para no hacer tan largo el relato, diré que si encontramos un baúl pero cuando lo sacamos de la tierra se nublo por completo. Esto no me inspiro mucha confianza y cuando abrimos el cofre descubrimos que estaba lleno de carbón, tenía la forma de monedas pero era carbón.
El hombre hizo un coraje enorme comenzó a maldecir y lo que dijo fue “caray otra vez no fue para mí”, al poco rato echo el baúl en el hoyo lo enterró y nos fuimos del lugar. Tiempo después en una fiesta recordamos este episodio, le pregunte a don Ramiro porque lo había enterrado si ese baúl no tenía nada de valor a lo cual el me respondió – es que ese tesoro no era para mí, cuando lo encuentre la persona que debe de tenerlo esas monedas de carbón que vimos se harán de oro –.
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