Un amigo luchador cuyo nombre debo omitir en esta ocasión – me relato lo siguiente – regresaba de una función de lucha libre, era de noche y ya estaba cansado lo que quería era llegar lo antes posible a mi casa. Manejaba a gran velocidad, a más de cien kilómetros por hora cuando de repente escuche una voz que me decía ¿Cuál es la prisa?, en ese momento se me erizaron los cabellos y frene bruscamente.

Quede a escasos dos metros de la vía de un ferrocarril con las luces apagadas, de seguir de frente me hubiera impactado y matado. La voz que lo advertido era la de su esposa que tenía poco de Heber fallecido.