El vigilante cuando se quedaba en su ronda nocturna, siempre tenía la extraña sensación que lo miraban, incluso que alguien estaba junto a él, sin embargo no veía nada. Una noche, se recostó a descansar y agarró algo de sueño. Se despertó en medio de la noche y percibió unos murmullos que venían del umbral de la habitación de descanso, tales como:
_Allí está.
_¿Es él?.
_Si, es él.—Le contestó el otro.
Sintió que era gente que se había metido en la torre a robar y se incorporó rápidamente de un salto. Luego estas extrañas voces procedían del sótano, tomó todas las precauciones y se alistó para enfrentarlos, pero cuál no sería su sorpresa que no había absolutamente nadie en el lugar. Asustado, recorrió toda la torre, piso por piso, mientras caminaba por un pasillo se dio cuenta de que algo andaba mal pues tenía una sensación de que algo lo iba abordar en cualquier momento a otro. Reviso las cámaras de seguridad y nada, aquella preocupación lo había desvelado.
Al día siguiente al entregar la guardia, le contó lo ocurrido al vigilante de turno y aquellos extraños murmullos que procedían del sótano.
_Fue muy raro.
_Eso es porque eres nuevo, y no estás acostumbrado a los ruidos del lugar, a separar los internos y los externos, luego ya duermes tranquilo, que te lo digo yo que llevo 2 años aquí.
Nuevamente le tocaba quedarse hacer guardia, después de su inspección nocturna y dejar todo muy bien cerrado, confiado de tal hecho se recostó en su catre, pero entre la vigilia notó parados en el umbral dos hombres que murmuraban entre sí aquellas mismas extrañas palabras.
_Allí está.
_¿Es él?
_Si, es él.—Le contestó el otro.
Aparentemente incapaz de moverse, una condición que más tarde investigó y le llaman “catalepsia astral”. No obstante cuando se incorporó hizo contacto visual con aquellos hombres, y notó que se había sentado pero que aún su cuerpo material permanecía acostado, es así como descubrió que su doble físico todavía tranquilamente estaba dormido en la cama: “Sentí como si mi alma y mi cuerpo se iban poco a poco separando, pensé que me estaba muriendo, y durante unos segundos luché contra esa sensación. No obstante sentía como si cada nervio de mi cuerpo estuviese lleno de energía, no sé cómo explicarlo era una sensación real de algo inmaterial dejando mi cuerpo físico hasta que caí lentamente”.
Se asustó de tal manera que volvió acostarse y se despertó de manera abrupta. Aquello le había sorprendido tanto que habló con el pastor de su iglesia, y éste le explicó que cuando eso le sucediera no tratara de andar, ya que podía estar en peligro, entre ellos perderse al intentar regresar a su cuerpo, verlo ocupado por otra alma, o morir de un infarto al pasar más de un minuto. Rezaron, se encomendó a Dios Todopoderoso para su protección.
Cuando preguntó que había sido ese lugar en el pasado nadie le dio razón. ¿Quiénes eran esos seres que lo visitaban? nunca lo supo, solo que no quiso seguir siendo vigilante de la Torre Chocolate
- Comparte este articulo:
- Twittear