Angela Jackson, residente en Kilbarchan, Escocia, fue desde su adolescencia una persona interesada por lo paranormal debido a que predijo el fallecimiento de su papá, que en ese momento se encontraba totalmente sano, antes de que un cáncer fulminante se lo llevara, aunque nunca pensó que su caso acabaría más tarde, durante 2014, en la prensa. Todo en su vida transcurrió con normalidad, hasta que en una especie de espectáculo paranormal, la psíquica que lo conducía, se acercó a ella entre todos los espectadores y en voz alta le dijo: “Tú papá te pide que jamás uses la ouija”.

Tiempo después, en una reunión en casa de sus vecinos, y sin hacer caso de las advertencias, Angela, aceptó participar en una sesión espiritista mediante la ouija. Pronto el espíritu contactado manifestó querer hablar tan sólo con ella, y preguntado que quería decirle respondió un escueto: “Vas a morir, perra”. Según Angela y sus vecinos, el vaso usado como marcador terminó volando hasta estrellarse contra la pared, momento en el que muy alterados, los vecinos pusieron punto y final a aquella sesión y se deshicieron de todo el material.

Tiempo después una pesadilla recurrente llenó de miedo cada una de sus noches, era atacada brutalmente por un hombre con un martillo. Ya en 2008, un día como otro cualquiera salió de su casa para ir a visitar a su hijo, cuando al cerrar la puerta tras ella, sintió una presencia a su espalda.

Se giró a tiempo para distinguir una silueta masculina que le dijo: “Vas a morir, perra” justo antes de escuchar el crujido de su cráneo al ser golpeada con un martillo. Angela logró resistir varios martillazos antes de llegar a la misma puerta exterior y lanzarse a la calle, donde quedó derrumbada en un charco de sangre mientras los peatones la socorrían. Pese a las fracturas de cráneo logró salvar la vida por la rápida atención médica recibida.

La policía jamás logró encontrar a su atacante, y su historia trascendió a los medios recientemente, en donde ella misma dice que la ouija es algo demasiado peligroso, y advierte que nadie juegue con eso, porque nunca sabréis que os está esperando al otro lado.