Si existe un caso espeluznante en cuanto a la ouija en el mundo Iberoamericano es sin duda el de Estefanía Gutiérrez., una joven madrileña que una mañana de 1990 practicó una sesión espiritista ouija durante el descanso de las clases en su instituto del barrio de Vallecas, ya que una de sus compañeras quería contactar con su novio recientemente fallecido en accidente de motocicleta.

En el transcurso de la sesión, una de las profesoras las sorprendió, poniendo fin a la sesión, tirando la tabla al suelo, y rompiendo el vaso que usaban de marcador. Según declararon una especie de humo blanco surgió de la nada y se introdujo por las fosas nasales de Estefanía en ese momento. Y desde ese instante, todo fue terriblemente mal. Estefanía comenzó a tener fuertes convulsiones, estados alterados de consciencia, parecía dotada de una fuerza sobrehumana, hablaba con voz ronca y varonil, y veía huesudas figuras que le pedían que las acompañara.

Los siguientes 6 meses Estefanía vivió entre constantes visitas a todos los médicos posibles, sin que nadie encontrara causa alguna para sus males, hasta que un día fue trasladada en un estado lamentable al hospital Gregorio Marañón en Madrid, en donde falleció, considerando los médicos, el Dr., Cabeza y el Dr. Arroyo, su muerte como súbita e inexplicable. Pero la pesadilla no acabó ahí.

De inmediato en el domicilio familiar comenzaron a sucederse fenómenos paranormales: Sombras que vagaban por la casa, puertas y armarios que se abrían y cerraban con violencia, objetos que salían volando hasta estrellarse contra la pared, crucifijos y cuadros que giraban con fuerza, fotografías que ardían sin afectar al marco…

La situación era tan insostenible, que una noche en plena ola de efectos paranormales, la familia llamó a la policía, que se personó en la casa. Un total de 6 agentes comandados por el Inspector Negri fueron testigos del horror, causando que 4 abandonaran el lugar totalmente aterrorizados, y siendo reportados los sucesos paranormales que se sucedían en un informe policial oficial.

Los padres y hermanos de Estefanía se vieron forzados por la insostenible situación a abandonar la casa y sólo entonces los hechos fueron perdiendo intensidad.

La vida perdida de una joven, el terror de una familia, y un informe oficial de lo que allí se vivía, todo con un mismo origen, la ruptura brusca del ritual.