Una joven pareja decide pasar unas vacaciones en un pequeño pueblo para relajarse de la rutina diaria. El pueblito está ubicado a unos 100 metros de un pequeño pero caudaloso río que, por ser invierno, no era recorrido por mucha gente.
La pareja decide dar un paseo por la orilla del curso de agua cuando de repente ven el cuerpo de un niño flotando en medio del río. Con desesperación intentan alcanzar al niño pero la figura desapareció sin dejar rastro por lo que se tranquilizaron pensando que en realidad se trataba de un tronco o algún otro elemento parecido que les había jugado una mala pasada.
Al día siguiente volvieron a realizar el mismo recorrido y observaron con terror como dos niños pedían ayuda en forma desesperada en el mismo lugar donde vieron al niño el día anterior pero bruscamente volvieron a desaparecer. Aterrados comentaron la situación a la gente del hotel donde se alojaban, quienes no se sorprendieron con la historia ya que era habitual que se vieran esos niños.
Se trataba de una vieja historia cuando en un día de excursión, un grupo de niños se habían ahogado en el río, justo en el lugar donde habían visto las espectrales apariciones…
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