Viajaba por carretera con mi tío, nos había agarrado la noche, y vi a lo lejos unas lucecitas que bailaban con el viento y curioso pregunté.

la-capillita-de-los-muertos_¿Y esas luces tío?
_Indica que alguien ha sido sembrado.
_¿Alguien ha sido sembrado, ha que te refieres?.
_Beto, eso quiere decir; asesinado, y suelen colocar nichos en las que arden velas día y noche.
_Ah pero son tétricas, me dan miedo…
_Claro que da miedo, porque por allí rondan “Las Almas del Camino” que son los espíritus que pertenecen a los muertos de los caminos que aparecen en todos los lugares donde han sufrido trágicas muertes, tanto por accidentes automovilísticos o por ser ultimados en sitios solitarios y sus almas quedan penando…
_Que tenebroso.—Me dio escalofríos en todo el cuerpo.
_Vamos a bajarnos…
_!!!¿Para que…?!!!—Dije asustado en aquella oscuridad.
_Siempre lo hago, pues es costumbre entre los devotos hacer estas pequeñas capillitas a manera de altar en donde se les encienden velas, y todo el que pase debe rogar a Dios por el descanso de las ánimas. Como ves es una especie de estela y cenotafio, pues existe la devoción o respeto por la cruz que se levanta por aquellas víctimas, es para que no penen como ánimas errantes y se refugien en la luz y para protección en estos lugares los viajeros se detienen a encender velas y en agradecimiento dejan colgadas miles de ofrendas; estampas, medallas, rosarios y demás abalorios de protección.
_¿Y por qué penan si les rezan y les hacen sus misas?
_Porque las personas asesinadas son siempre almas en pena, unos pasean tranquilos, otros te piden luz, oración, pero hay los que te asustan y quieren que los acompañes, por eso les aparecen al conductor solitario y le piden la cola, para luego dejar a la persona sumida en la oscuridad y sin darse cuenta se encuentra en la puerta del panteón donde están enterrados sus huesos, otros que por el contrario les llevan a su casa para dejar a sus familiares un mensaje del más allá…
Sin darnos cuenta todo estaba lleno de bruma y comenzamos a oír el rezo del Santo Rosario por lo que mi tío dijo que era hora de irnos, subi más rápido que inmediatamente. De curioso volví la vista atrás y me di cuenta que no estábamos solo, pues había un montón de gente al frente de la capillita de los muertos.