Hola amigos les cuento la historia de mi abuelo que en paz descanse.
Años atrás sucedió algo muy espantoso, mi abuelo siempre nos contaba esa historia y parecía que nunca se cansaba de contar por lo que en lo personal yo si le creo…
Como ustedes sabrán pues mi abuelito era mujeriego jejeje, bueno para que no se escuche feo le gustaban las fiestas, una ocasión ya de madrugada el regresaba de una fiesta muy tarde por cierto las dos de la madrugada, el retornaba del centro de teziutlan y al llegar a la iglesia de chignaulingo miro hacia la calle donde se encuentra ubicada la escuela Miguel Hidalgo vio a una mujer vendiendo tamales ¿raro a esas horas? el comentaba que por ahí tenia una novia que vendía ricos tamales.
Pues sin pensarlo se fue acercando hacia la linda doncella la cual tenia un velo negro que le cubría la cara completamente, el hablaba con piropos y silbidos para ver si la doncella le contestaba, pero se mantenía muy fria y no le hablaba por lo que el pensó que ella estaba enojada, pero el siguió su curso hacia ella.
Al estar muy cerca le empezó a pedir disculpas, le hablaba, pero ella se mantenía en su posición de no contestar, por lo que mi abuelo se desespero y con su mano le arrebato el velo que tenia la doncella, pero cual fue su sorpresa que al quitarle el velo aquella mujer tenia la cara desfigurada completamente “Era una mujer sin rostro” es lo que comentaba mi abuelo.
El corrió muy asustado sin mirar atrás, pero aquella figura siniestra se levanto de su silla de madera y lo fue siguiendo con unos gritos muy sonantes de muerte, “No decía ninguna palabra solo eran gritos desgarradores” comentaba mi abuelo.
Solo recuerdo que nos decía “No se como diablos brinque la barda del camposanto de chignaulingo y llegue a la puerta de la capilla, arrodillado y con voz fuerte rezaba el padre nuestro sin parar, mientras los alaridos de aquella mujer se escuchaban afuera del camposanto, no me explico pero ella nunca pudo entrar, para mi suerte” paso toda la madrugada en la capilla hasta el amanecer fue cuando por fin pudo salir y llegar a su morada….
Gracias amigos y saludos J.C.G.
Años atrás cuando era un joven estudiante, me gustaba visitar la casa de un gran amigo por lo que siempre a la hora de salida de la escuela que en ese entonces era la tecnica no. 24 del barrio de chignaulingo, saliendo siempre nos dirijamos hacia su casa a jugar videojuegos.
Su casa estaba cerca del antiguo cuartel militar en la calle 16 de septiembre, era una vecindad donde ellos rentaban muy vieja, rentaban en una casa en la parte baja era un lugar de 3 pisos.
Ese día fue un poco diferente por que en lugar de jugar videojuegos nos dio por salir al patio trasero de su casa, bueno ya con pelota de baloncesto en mano pasamos al patio.
Jugamos un buen rato, casi hasta el anochecer, pero yo me sentía extraño, como cuando alguien te observa ese sentido que tiene nuestro cuerpo, como si alguien se nos quedara viendo firmemente, pero yo no hacia caso seguía jugando.
Para no hacerla muy larga la historia entre ese presentimiento de que alguien me observaba justo cuando yo lance la pelota a la canasta mire al 3er piso donde había una ventana pequeña como de 1 metro, vi que un hombre ya grande de edad me miraba fijamente pero no parpadeaba, sentí que mi cuerpo se erizaba sin control, algo raro, por que si alguien te mira pues simplemente la ves y ya no pasa nada…¿no creen?
Entonces baje la mirada y le dije a mi amigo, oye ese señor se me quedo mirando le pregunte ¿que no es el dueño de la casa? o ¿no se enoja si jugamos en el patio?.
Mi amigo me respondió burlándose, “Ahí nadie vive, hace mucho tiempo que la casa se desocupo por lo que esta vacía”, le dije bien espantado, “Pero mira el señor me esta mirando”, Voltee hacia arriba y la ventana estaba cerrada con una cortina blanca muy sucia hasta con telarañas.
me explico que ya hacia tiempo unos inquilinos vivieron ahí, pero que el abuelito falleció, tambien me comento que pasaban cosas raras en esa vecindad, hasta voces de niños y caminar de gente muy de madrugada.
Lo primero que hice fue darle las gracias y ya nunca regrese a su casa no por falta de respeto ya que su mamá cocinaba muy rico pero me quede con ese susto que es un placer compartir con ustedes
Saludos, joaquin casiano gonzalez
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