Como toda mujer me sentí en el cielo cuando conocí al que fue por años mi novio. Todo era sumamente especial y mágico cuando estábamos juntos, me complacía en todo lo que le pedía, me trataba como una reina y siempre estaba al pendiente de todo lo que yo hacía y decía. Hasta que un día llegamos a la universidad donde estudiábamos con una muchacha con ínfulas de diva y que se creía que era mejor que todo el mundo, eso impresionó muchísimo a mi novio y no lo supo disimular ni un poquito, estaba que se la caía la baba por ella.

Me enojé demasiado con él y pasé todo el día sin decirle ni una sola palabra. Luego hablamos y como siempre tan detallista me regaló una rosa y solucionamos todo. Con el pasar de los días, la chica nueva y mi novio se acercaron cada vez más a tal punto que se hicieron los mejores amigos y yo siempre quedaba en un segundo plano, razón por la cual comenzó a cambiar conmigo y ya lo que hacíamos era discutir todo el tiempo. Recuerdo claramente que un viernes fue a mi casa y me dijo de manera muy frívola que se había enamorado sin querer de su “mejor amiga” y que debíamos terminar nuestra relación. Sentí que se me iba a venir el mundo encima y que me iba a morir porque no podía vivir sin él.

Es por ello que ese mismo día hice un muñeco voodoo de mi novio y cada vez que lo miraba, no dejaba de golpearlo, morderlo, pisotearlo, entre otras cosas, hasta que de la rabia lo rompí contra la pared pensando que era una tontería.

Nunca llegué a imaginar que eso iba a hacer un episodio muy triste para mí, debido a que ese mismo día mi ex novio había sido atropellado por un coche que se dio a la fuga, dejando el cuerpo sangrado y sin vida tendido en el pavimento.