El siguiente hecho le ocurrió a uno de mis compañeros de la universidad, precisamente en un cementerio. El cuyo nombre prefiere se mantenga en el anonimato fue al sepelio de uno de sus tíos.
Llego muy afligido a la capilla del camposanto, le dio el pésame a sus primos y a su tía entre los que lo estaban velando se hallaban sus papas, familiares y amigos del difunto. Después del entierro se retiraron del cementerio ya en su hogar, mi amigo sus papas y hermanos comenzaron a recordar al tío fallecido.
Contaron varias anécdotas y llegaron a la conclusión de que en vida fue un gran hombre, entonces mi amigo dijo – ya ven tan querido era mi tío que vino don Mitilo, su compadre de Jalisco – a lo cual su padre le respondió – don Mitilo, te habrás confundido hijo –, mi amigo insistió y le dijo que no podía estar equivocado pues en cuanto llego al cementerio lo reconoció e incluso platico con el – lo ciento muchacho pero todos vamos para haya – fue lo que él le comento.
Su padre le comento que mientras estaban velando a su tío la comadre Carmen les platico que don Mitilo tenía poco de haber muerto, así que seguramente había visto mal. Lo extraño es que efectivamente no recuerda haber visto al compadre de su tío en ese momento, creyendo que se había retirado porque no soportaría la pena del sepelio.
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