Silvia estaba aterrada, acababa de morir su esposo y la dejo sola sin dinero y con un hijo de 7 años. Siempre habían carecido de dinero ahora más que estaba sola. Tuvo que trabajar y sacar a su hijo de la escuela en lo que se acomodaba.

Termino en un cuarto de vecindad pues no tenía estudios. Trabajo de mesera en una fonda, su hijo se quedaba atrás de la fonda entre las provisiones no quería dejarlo solo en aquel lugar donde vivían. Para colmo pasaba por un colegio muy selecto y su hijo le decía que quería ir a esa escuela. Ella sonreía y se mordía los labios para no llorar. Y decía… Algún día hijo… Algún día.

En una ocasión iba tan aprisa que no se fijo y un auto del colegio la golpeó levemente. Ella se levanta y en seguida baja un hombre alto, atractivo y muy bien vestido a ver que había pasado. Ella queda impactada con su presencia y voz varonil.

Julián le dice: mami estas bien? Ella solo dice que si con la cabeza y se va a la fonda era muy tarde. A los tres días, aquel hombre que conoció aquel día entra a la fonda y se sienta iba con dos niños. Un niño de 7 y una niña de 10 años. Eran sus hijos. Silvia se extraño de ver a un hombre como el en aquel lugar y sus hijos estaban muy pulcros y elegantes. Pero tenían una mirada sombría los tres que le causaba escalofríos que le recorrían la columna vertebral.

Después de ese día el señor llamado Leonel, siguió visitando la fonda hasta hacerse amigo de Silvia que terminó confesando que desde que la vio se sintió prendado de su belleza de mujer. Y esa cierta inocencia que había en su rostro. Le propuso casarse con ella y darle una vida que jamás imagino.

El resultó ser el director de aquel colegio que quería entrar su hijo. Así que acepto que aunque no lo amaba sabia que lo haría con el tiempo pues realmente le gustaba, además estaría más al pendiente de su hijo.

Así se casó con el solo por el civil, aunque ambos eran viudos el no quiso una boda por la iglesia. Así se cambio de su cuarto de vecindad a una gran y bella mansión. Lo que noto es que no había ninguna imagen religiosa en la casa, todo era bello pero sombrío. Había mucho silencio durante el día, ni parecía que había niños, excepto por Julian que se daba vuelo en la casa.

Silvia andaba siempre detrás de él. Leonel le dijo que no se preocupe que al entrar de lleno al colegio cambiaría. Y así fue. Julián empezó a cambiar de ser alegre y juguetón a ser serio y sombrío como los otros niños.

Un domingo su esposo salió con sus hijos a visitar la familia de su difunta. Así que Silva aprovecho que estaba sola y salió con su hijo al centro, ahí entro al templo necesitaba estar un momento con Dios.  Pero su hijo no quiso entrar. Hizo un berrinche tremendo, ella lo obligó a entrar, Julian comenzó a convulsionar y derramar lagrimas de sangre.

Rápidamente lo saco para llevarlo al doctor, en el camino se tranquilizó, para cuando lo reviso el doctor ya no tenía nada a pesar de la sangre en la ropa no le encontraron nada. Al llegar de nuevo a la casa saco un Rosario que compro y se lo puso en el cuello a su hijo. Que inmediatamente se levanta, grita y avienta el rosario al suelo.

Ahí ya no le gustó la reacción de su hijo y le pregunta que por que hizo eso. El niño con una voz tenebrosa le grita que si quiere vivir no vuelva a hacer eso. Ella retrocede y baja a buscar el numero del celular de su esposo pues no se lo sabía de memoria. No lo encontró así que baja al cuarto del sótano donde tenia prohibido bajar. Al entrar no puede creer lo que ve. Todo era culto al mal, figuras, fotos, etc. También vio que el colegio era exclusivo para miembros satánicos. Sus piernas temblaron cuándo la imagen diabólica que esta frente a ella cobra vida, ella corre a la puerta pero ahí estaba su esposo con sus dos hijos y Julián que la miran con odio… Leonel mueve la cabeza en señal de desaprobación… El le dice que no tema que se una a ellos que todo estará bien. Que piense en Julián. Pero Silvia le dice que precisamente por el se marcharían, tomo a su hijo de la mano pero Julián no camino. Ella se arrodilló frente a su hijo y le ruega que se vaya con ella. Julián la abrazo, ella llora de alegría cuando abre sus ojos grandes y lanza un gemido de dolor cuando su hijo le encaja una daga en el cuello, después la encaja en su corazón y bebe su sangre, después le arrojan el corazón a la bestia que después de comer vuelve a su forma habitual.

Leonel mira a los tres niños y les dice :No se preocupen ya encontrare una madre para ustedes, y si alguien pregunta ustedes son hermanos y yo viudo, espero la próxima tenga más hijos.