Este hecho sucedió en un pueblo de la comunidad valenciana hace un par de años cuando un grupo de 5 adolescentes juntó coraje y decidieron hacer una sesión de espiritismo en la noche de Halloween o de Todos los Muertos, es decir el 31 de octubre.

Para tal fin, se decidieron a reunirse en una solitaria y desvencijada casona abandonada ubicada en las afueras del pueblo. La sesión espiritista comenzó sin problemas hasta que uno de los muchachos exclamó: “si a alguien que habite en esta casa, les molesta la presencia de alguno de nosotros, que escriba sus nombres y se marchará sin ningún problema”. En la tabla espiritista se pudieron ver claramente dos de sus nombres que inmediatamente se levantaron y se marcharon.

Iban caminando y convencidos que iban a volverse a ver más tarde con sus tres amigos (que continuaban con la sesión de espiritismo) cuando, a unos cien metros de la casona, sintieron un ruido descomunal y tras darse vuelta se dieron cuenta que la casa se había derrumbado completamente acabando con la vida de sus tres amigos…

Nunca más volvieron a hablar del tema pero uno de ellos no pudo soportar la carga por la muerte de sus amigos y acabó  suicidándose…