Parecería increíble o poco probable que en una iglesia espanten, pero esto puede suceder. De nueva cuenta, mi amigo que trabajó durante dos años con este sacerdote, me relató lo siguiente.
“La primera iglesia fue demolida para construir una más grande; durante la edificación del templo sacaron cuatro osamentas. Los cuerpos no estaban en cajas, costales o vasijas; sacaron los cuerpos y los enterraron en uno de los pilares de la nueva iglesia.
Meses después se presentaron algunas manifestaciones extrañas. Aparecían sombras; en las noches, a pesar de que la iglesia ya estaba cerrada, escuchabas como si alguien estuviera rezando en la capilla y, cuando te asomabas para ver quién era, no había nadie.
En una ocasión, sentí cómo tocaron mi hombro, creí que era alguien que quería pasar, pero yo estaba solo. Incluso un acólito me dijo que él vio un niño como de ocho años; lo siguió tras un pasillo y, se le desapareció. En el tiempo que estuve trabajando ahí, se dieron muchas manifestaciones extrañas que no tienen explicación”.
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