Una leyenda que recorre las zonas rurales mexicanas es la del Charro Negro, un hombre alto, elegante, de impecable traje negro, que deambula por los caminos solitarios durante las noches oscuras en busca de incautas ya que se trata del mismísimo Señor de las Tinieblas….

El Charro Negro monta a lomo de un caballo enorme y de color azabache, destacando que si bien no ignora a los hombres (les ofrece conversación agradable), tiene clara preferencia por las mujeres a quienes intenta seducir con su mirada ardiente y sus cálidas palabras. La mujer que acepta ser acompañada por el enigmático caballero no sufre daño alguno mientras vaya en su caballo o simplemente vaya a pie, ya que será escoltada hasta su lugar de destino o hasta cercanías de una iglesia, donde el jinete dará media vuelta y se marchará despidiéndose cortésmente.

Pero si la mujer cede a las ofertas del charro negro y sube a su caballo, descubrirá con horror que le será imposible apearse del equino y cuando el jinete le muestra su rostro comprenderá que acaba de aceptar un viaje sin retorno ya que se trata del mismo Satanás que recoge incautas en caminos rurales….

Una vez que la mujer se sube al caballo, el Charro Negro se aleja, con rumbo desconocido, sin hacer a los gritos de su víctima, a la que no se vuelve a ver jamás.